Cómo se origina un atasco de tráfico

  • Los embotellamientos están provocados por volúmenes muy altos de vehículos o por obstrucciones en la carretera

Estás conduciendo y te topas con un atasco repentino. Cuando por fin reanudas la marcha, no hay rastro de nada que lo haya podido causar. Gran parte de estos embotellamientos están provocados por un número demasiado alto de vehículos circulando al mismo tiempo. Podrían evitarse si todos estos automóviles circularan a una velocidad de entre 60 y 80 km/h. En este practicograma te damos las claves para entender por qué se producen tapones en la carretera, y hasta qué punto pueden evitarse.

1 Saturación y obstrucción, las causas de un atasco.

Un embotellamiento puede estar provocado por dos motivos. En primer lugar por un volumen muy alto de vehículos circulando al mismo tiempo. Cuando éste supera la capacidad para la que está preparada la carretera, la vía se satura y se producen embotellamientos. Este volumen es de 2.000 vehículos por hora, unos 2 automóviles por segundo aproximadamente, y se calcula para un carril que está en unas condiciones óptimas: ancho de dos a tres metros y pavimento en buen estado. “Este tipo de retenciones son las más habituales”, cuenta el profesor de Ingeniería del Trafico de la UPM José María Pardillo, “se repiten periódicamente cuando la gente va y vuelve del trabajo o con las salidas de vacaciones”.

En segundo lugar, el tráfico puede estar provocado por incidentes como averías de vehículos, accidentes, derramamientos de objetos en la calzada, lluvia, nevadas, etc. Pardilla explica que “estos hechos provocan que disminuya la capacidad de circulación en un punto de la carretera”. Los coches se van acumulando, empiezan a hacer adelantamientos para esquivar los obstáculos y se termina formando un embudo.

2 Las retenciones en ciudad.

Los atascos se forman con mayor facilidad en ciudad. La capacidad en los carriles de una vía urbana es menor: 1.800 vehículos a la hora. Este límite se rebasa mucho más rápidamente en momentos de mucho tráfico, como por ejemplo en las horas punta.

Las calles de una ciudad se ven además afectadas por elementos como paradas de autobús o plazas de aparcamiento, peatones, taxis, semáforos, etc. Cada vez que un bus se para a recoger a una persona o un coche se detiene para realizar un estacionamiento se forma una pequeña retención.

Por otra parte, el ratio de accidentes de tráfico es mucho mayor en ciudad que en autopista y autovía, lo que también contribuye a la rápida formación de atascos.

3 Velocidad de formación de un atasco: 5 metros por vehículo.

Una vez que se ha formado un atasco, éste crece muy rápidamente. Los vehículos llegan a la retención circulando a mucha velocidad, tienen que frenar bruscamente, y provocan que los que van detrás también lo hagan. El resultado es una retención que se propaga hacia atrás a mucha velocidad, a un ratio de unos 5 metros por cada vehículo que llega al tapón.

El problema es que “la velocidad a la que se forma un tapón es superior a la velocidad con la que se deshace”, dice Sebastián de la Rica, Presidente de la Asociación de Ingenieros de Tráfico. “La cabeza del atasco avanza más lentamente que la cola, que se propaga rápidamente hacia atrás”.

4 Factores que empeoran un atasco.

Hay una serie de factores que contribuyen a agravar un embotellamiento. Uno de ellos es la propia composición del tráfico. Un carril por el que circulan 4 camiones en fila no tiene la misma capacidad que uno que sólo está ocupado por coches. Estos vehículos tan grandes circulan más lentos y generan largas colas de automóviles.

Otro factor que incide negativamente sobre el tráfico es la interacción entre automóviles. Cuando la densidad de circulación es superior a los 1700 vehículos por hora, cualquier adelantamiento o maniobra provoca una reducción de la velocidad de la carretera.

Los ramales e incorporaciones también ayudan a complicar más las cosas en un atasco, ya que traen consigo un aporte extra de vehículos a una vía que de por sí ya está saturada.

5 Circular a menor velocidad contribuye a evitar retenciones.

“Reducir la velocidad ayuda a evitar atascos. Permite circular de forma más homogénea” cuenta Jaime Huertas, secretario de la Asociación de Ingenieros de Tráfico. Si todos los vehículos que van por una carretera lo hicieran a poca velocidad, la capacidad de circulación de la vía no se saturaría tan rápidamente. La masa de coches avanzaría lentamente, pero de forma uniforme.

En Barcelona se ha limitado la velocidad de la Ronda de Dalt para atenuar el nudo que solía formarse en las horas puntas. A medida que los vehículos se acercan a la zona conflictiva, se va limitando la velocidad de forma progresiva: 100, 80 y 60 km/h. El volumen de vehículos sigue siendo muy alto, pero no se producen atascos.

Para Huertas, “los semáforos también contribuyen a agilizar los atascos en las ciudades”. Reparten el tráfico de manera escalada (un disco ve una media de 900 vehículos a la hora), y evitan choques y accidentes en los cruces de calles. La ausencia de estas luces traería escenas parecidas las que se viven en Bombay cada día, una urbe en la que casi no hay señales de tráfico.

En las operaciones salida, las autoridades ponen en uso a veces un sistema que funciona igual que los semáforos. Es el llamado ‘gating’, algo así como ‘abrir y cerrar puertas’ en castellano. En determinados puntos de una vía, se detiene el tráfico y se le permite reanudar la marcha pasados unos minutos. Así se evita que el volumen de vehículos se dispare y se formen aglomeraciones.

6 Los conductores pueden contribuir a deshacer los atascos.

Modificando su forma de conducir, los automovilistas pueden hacer mucho por agilizar el tránsito en un embotellamiento. El profesor Manuel Romana, de la Escuela de Caminos de la UPM, dice que los conductores deberían mantener una cierta distancia con el vehículo que les precede. “Lo peor que se puede hacer es pegarse al coche de delante. Si éste frena tú tienes que hacerlo también y generas más atasco. Lo ideal es dejar suficiente distancia como para que el vehículo que precede reanude la marcha antes de que tú tengas que parar”. Evitar estos frenazos contribuye, además, a ahorrar gasolina.

Cuando salen del embotellamiento, es importante que los conductores no corran mucho. Sino, lo más seguro es que alcancen el siguiente nudo rápidamente y que contribuyan a formar un nuevo atasco. Es mejor reanudar la marcha poco a poco y circular a una velocidad media, de unos 60 – 80 Km/h.

También hay que evitar, en la medida de lo posible, cambiar de carril. Estos desplazamientos laterales frenan el tráfico del carril que se pasa a ocupar y provocan un acelerón repentino en el que se abandona, que puede afectar de forma negativa a la circulación.

7 Operación salida: el momento más complicado.

Las retenciones de tráfico más elevadas se registran durante los periodos vacacionales. La salida y el retorno de millones de vehículos de forma simultánea hacen que las carreteras se colapsen. Durante la Operación Salida de agosto de 2010, se produjeron 5 millones de desplazamientos por carretera. En la Navidad de ese mismo año esta cifra alacanzó los 15 millones.

Durante el resto del año, es muy usual que de lunes a viernes se formen atascos en los grandes núcleos urbanos en las horas punta del día (de 07.00 h a 09.00 y de 17.00 h a 21.00 h aproximadamente). Estos embotellamientos están producidos por los cientos de miles de desplazamientos por carretera que se producen hasta los centros de trabajo y escuelas.

8 Ponte en contacto con la DGT

Si quieres conocer el estado de las carreteras puedes ponerte en contacto con la Dirección General de Tráfico en su nuevo teléfono, el 011. En él te darán la información que necesites.

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